El ritmo de vida ajetreado y una agenda en la que nunca queda tiempo para uno mismo. La vida moderna no es fácil y tanto la polución y el estrés, como el resto de las agresiones externas, terminan por hacer mella en nuestro físico. Pero ahí no acaba el problema. Lejos de las repercusiones de un mundo en el que parece que todo gira cada día más rápido, el otro gran reto va más allá del físico: sacar un minuto para uno mismo termina antojándose imposible.
